Síndrome de Intestino Irritable y otras patologías digestivas frecuentes, su relevancia como emergentes de intolerancia, toxicidad y dificultad para aceptar y “nutrirme” de lo que vivo.
En nuestra época son cada vez más frecuentes las enfermedades o trastornos digestivos de tipo “funcional” y “alérgico – reactivo” como colitis nerviosa, alergias alimentarias como por ejemplo al gluten y a las proteínas de la leche, intolerancia a la lactosa, dispepsias o dificultad para digerir, estreñimiento, distensión abdominal por gases, diarrea reactiva, gastritis o úlceras por estrés. Son tan frecuentes que no son pocos los médicos que las consideran “normales”, cosa que es bastante lamentable en términos de calidad de vida y consciencia corporal. Ya que suelen estar asociadas a hábitos y modos de vida que no estamos dispuestos a cambiar[1] las “naturalizamos” como un mecanismo de habituación para poder atender a las contingencias de la vida moderna.
Detrás de estas condiciones suelen haber factores anímicos o referentes a la actitud en la vida (en los intestinos hay plexos o grupos de neuronas íntimamente relacionadas a las emociones, los afectos y la función intestinal, hay una relación entre la química neurológica y la química digestiva análoga o equivalente): por ejemplo el estrés crónico y “vivo en peligro y desde el miedo”, mayor sensación de vulnerabilidad social, competencia por el dinero y las oportunidades, ausencia de propósito de vida o vacío existencial, entre muchos otros; factores nutricionales: alimentación poco fisiológica[2] – harinas refinadas y azúcar blanco, exceso de cárnicos o productos de origen animal, lácteos, conservantes y procesos de industrialización artificial; factores históricos: nacimiento por cesárea y utilización indiscriminada de antibióticos, que está vinculada a disbiosis o alteración de la flora intestinal y con esto de la función digestiva y la salud general; estrés agudo o eventos de mucho miedo en la mujer embarazada que genera altos niveles de adrenalina para el cerebro en gestación y con ésto áreas cerebrales con mayor sensibilidad y respuesta al estrés excesiva (disautonomías, hiperalgesia, dispepsia funcional, trastornos de ansiedad, etc.); factores de actividad física: el sedentarismo por ejemplo o la ausencia de actividad física regular y aeróbica es uno de los factores de nuestro tiempo más vinculado a enfermedad, condicionando bajo nivel de oxígeno, trastornos circulatorios, trastornos óseoarticulares, trastornos anímicos y por lo tanto restringe la posibilidad del cuerpo de estar sano y regenerarse. El intestino para moverse requiere del movimiento de las piernas, por ejemplo es muy evidente la relación entre sedentarismo o postración en cama y estreñimiento.
Voy a presentar aspectos que considero importantes para las condiciones más comunes tratando de alumbrar alternativas para el tratamiento y el bienestar.
Síndrome de Intestino Irritable y la actitud asociada
Definición: en el consenso de Roma III – Gastroenterology 2006, 130: 1466-1479 – se determina como un padecimiento de más de 6 meses con dolor o molestia abdominal recurrente (más de 3 días al mes en los últimos 3 meses), es un dolor que mejora con la defecación y se acompaña de alteraciones de forma y frecuencia de las deposiciones (estreñimiento o diarrea alternantes) En ausencia de otra alteración “orgánica” (una alteración funcional es también orgánica, con un nivel de afectación distinto)
Actitud de vida asociada: Dificultades en la Sociabilidad, en el compartir, en el encuentro armónico con los demás. Tolerancia o intolerancia extremada (o sea, tolero demasiado, permito cosas que me hacen daño pero no me doy cuenta, reprimo mi incomodidad o mi rechazo, o en el polo opuesto: no tolero nada y me vuelvo altamente reactivo y enojón, irritable, berrinchudo, exagerado), viejas heridas que no cierran y un intestino que evidencia a alguien que se vuelve hipersensible y reactivo frente a los demás y lo que vive… “me duele vivir”, “no puedo aprender de lo que vivo”, “lo que vivo me parece sueño, no me siento involucrado” Si está asociado a diarrea: no asimilo, suelto todo, no quiero nada, rechazo y expulsión, miedo que no acepto, “me desnutro”, me desconecto de los demás, aislamiento. Si está asociado con estreñimiento: me guardo todo, no expreso lo que siento, no doy ni soy generoso, no expulso, no canalizo, prefiero quedarme atrapado en etapas previas, resistencia a madurar o a crecer emocionalmente.
Desde el punto de vista funcional y en la multiplicidad de factores podemos decir que esto se debe a:
- Hipersensibilidad intestinal e inflamación crónica de bajo grado (infiltración de linfocitos T, activación de mastocitos, liberación de serotonina, histamina y proteasas, defensinas (factores antimicrobianos relacionados con patógenos))
- Liberación de metano (constipación) e hidrógeno (diarrea) en el SOCB – sobre crecimiento bacteriano -, asociado a aumento de la permeabilidad intestinal[3] y con esto mayor toxicidad corporal y probable traslocación bacteriana (las bacterias pasan hacia el cuerpo por una mucosa permeable en exceso)
- Estrés y depresión como activadores de los TLRs (receptores de reconocimiento de la flora patógena que inducen inflamación)
- Relación con intolerancia a la lactosa, otra forma de intolerancia a alimentos
- Mejoría de los síntomas con flora bacteriana (antinflamatoria, analgésica, disminuye la permeabilidad intestinal, etc.) – probióticos y prebióticos
- Relación con intolerancia a la frustosa (por ejemplo el JMAF – jarabe de alta fructosa extraído del maíz, presente en muchos alimentos industrializados, responsable también de gran parte de la pandemia de sobrepeso, obesidad y diabetes mellitus)
- Relación con abusos sexuales, distimia (labilidad emocional, trastorno del estado de ánimo hacia la melancolía y la tristeza), hiperalgesia visceral (respuesta alterada de adaptación al estrés y sensibilidad exagerada, también presente en fibromialgia, síndrome de dolor pélvico crónico, algunas migrañas y disautonomías)
CO-MORBILIDAD (enfermedades o trastornos que suelen presentarse juntos)
Relación con fibromialgia (comorbilidad del 20-50%), discinesia biliar, cansancio crónico o fatiga crónica, trastornos de la articulación temporo-mandibular, síndrome de dolor pélvico crónico, dispepsia no ulcerosa, parasitosis, enfermedad celíaca, intolerancia a la lactosa, endometriosis, etc.
Probióticos y enfermedad inflamatoria
Las funciones físicas y anímicas del sistema digestivo y del sistema nervioso hacen una danza. EL 95% de la serotonina (neurotramsmisor involucrano en vigilia, alegría, claridad mental, serenidad, aceptación) se sintetiza a nivel intestinal.
Flora o microbiota intestinal, o sea, los microorganismos gracias a los cuales estamos vivos y podemos funcionar en este mundo como lo hacemos.
Enfermedades asociadas claramente a trastornos de la flora intestinal: diarreas infecciosas, diarrea por antibióticos, falla orgánica múltiple, diverticulitis, apendicitis, estreñimiento y distensión abdominal por gases, síndrome de intestino irritable o colitis nerviosa, obesidad (entre otros mecanismos a través de la saciedad y la resistencia a la leptina – Le Chatellier et al, Nature 2013), Diabetes Mellitus tipo 2 (entre otros mecanismos a través de la sensibilidad a la insulina – Vrieze et al, Gastroenterology 2012), síndrome metabólico, alergias o atopias y ciertas enfermedades autoinmunes, cáncer de colon, ansiedad y autismo (Dr. Francisco Guarner[4]).
Tenemos 100 billones de microorganismos de 500 a 1000 especies diferentes en la microbiota (10 veces más que las células somáticas o nuestras propias células) En el estómago e intestino delgado hay escasa flora de predominio aerobios gramnegativos y anaerobios obligados y en el colon (última porción del intestino) tenemos 10 a la 11 UFC (Unidades Formadoras de Colonia – unidad de cuantificación de microbios) por gramo de contenido (10,000 veces más que en el íleon – la última porción del intestino delgado) de predominio anaerobios, en relación a la poca disposición de oxígeno.
Dentro de la flora intestinal normal existen genes de bacterias (juntos con los desconocidos, las más abundantes), arqueas, protistas, hongos e incluso 1% de virus, y según Qin, Raes et al Nature 2010, un millón de genes son desconocidos (aún no se pudieron diferenciar ni identificar)
La microbiota intestinal es considerado un órgano más del cuerpo, del cual depende la óptima función corporal. Los microorganismos son servidores de la vida. Tienen una función en la síntesis de nutrimentos (vitaminas, aminoácidos, ácidos grasos), en el rendimiento nutricional, el desarrollo corporal, el desarrollo inmunológico, las niveles de anticuerpos, e incluso la sociabilidad y la madurez neurológica.
Funciones de los microorganismos en nuestro cuerpo:
- Funciones de nutrición y metabolismo (recuperación de energía en forma de ácidos grasos de cadena corta (digestión de fibra (polisacáridos complejos), moco , detritus no digeribles – generando energía absorbible y además a través de un factor humoral promueve el depósito de triglicéridos en el tejido graso), producción de vitaminas (K, B12, Biotina, Ácido fólico y pantoténico), y absorción de calcio, hierro y magnesio en colon; síntesis de aminoácidos a partir del amoníaco o urea[5]. La putrefacción – en relación a alimentos de origen animal – genera sustancias potencialmente tóxicas como el amoníaco, aminas, fenoles, tioles e indoles, que dañan al ADN y son mutagénicos y tienen relación con cáncer de colon y otros tipos de cánceres.
- Funciones de protección: impidiendo el crecimiento de gérmenes con potencial patógeno (que pueden producir enfermedad) o la invasión de patógenos.
- Funciones tróficas (la microbiota estimula el desarrollo y el crecimiento del sistema digestivo) sobre el epitelio intestinal y el desarrollo y modulación inmunológica (el factor esencial en la capacitación inmunológica es la microbiota y no los gérmenes patógenos como se creía, aumentando los linfocitos, las células plasmáticas y los anticuerpos, el tamaño y la cantidad de ganglios linfáticos y de esta manera fortaleciendo nuestras defensas ante organismos que nos pueden enfermar y células que podrían volverse cancerígenas). (Guarner & Malagelada, Lancet 2003)
- El síndrome de intestino irritable y otras enfermedades inflamatorias intestinales están relacionadas con intolerancia antigénica (alergias[6] alimentarias o la dificultad del sistema inmunológico de adaptarse a los subproductos de los alimentos y otras sustancias que activan la inflamación y otros mecanismos inmunológicos), inestabilidad del ecosistema y poca diversidad de bacterias (por ejemplo la poca diversidad asociada a parto por cesárea por la escasa colonización en contraposición con el parto vaginal (Dominguez-Bello et al, PNAS 2010) o el uso de antibióticos a dosis subterapéuticas -automedicación o los antibióticos presentes en las carnes que se consumen o dosis terapéuticas – el abuso de los antibióticos por parte de los médicos con recursos terapéuticos reducidos – que deterioran y reducen la flora bacteriana, etc.)
- En relación a los últimos estudios: Cuadros de diversidad y flora “personalizada” (cada quien tiene sus bacterias residentes y viajeras), con una enorme variabilidad aunque no tan distintas funcionalmente.
- Las bacterias generan amonio y pueden sintetizar aminoácidos – el caso de la vaca con el rumen -, proceso que se comprobó en humanos.
- Funciones psicológicas y neurológicas (efectos antidepresivos, cambios en los niveles de neurotransmisores, acciones ansiolíticas o ansiogénicas, curiosidad y sociabilidad alterada en ratones libres de gérmenes)
Simbiosis, cooperación e interdependencia.
Flora bacteriana y desarrollo neurológico y social.
Para poder investigar la función de las bacterias residentes en el intestino se creó un modelo de investigación en ratones libre de gérmenes, o sea, totalmente estériles.
– El ratón libre de gérmenes (germ-free) acumula menos grasa (pero consume más comida) y consume más oxígeno – la microbiota ayuda a extraer energía y mejora el rendimiento energético de lo que comemos (No necesitamos comer tanto) Estos ratones tienen el intestino delgado más corto y no llega el alimento al colon, porque falla la motilidad del intestino, especialmente del intestino delgado, y falla el trofismo (intestino delgado corto) y con un gran estreñimiento. Con microbiota se mueve bien, y se desarrolla bien (normal). El ratón germ-free no desarrolló órganos linfoides intestinales, por la información, presentación de antígenos y tolerancia a la flora, que implica el proceso normal. Falla la inducción inmune, sin folículos linfoides maduros – no hacen falta patógenos para producir anticuerpos e inducir madurez inmune, pero si contacto con bacterias (flora normal) – nuestras bacterias intestinales son la base para nuestro desarrollo normal inmunológico.
Necesitamos diversidad antigénica para la maduración apropiada, o sea, se comprobó que necesitamos variedad en las bacterias y los microorganismos de la flora para la correcta función inmunológica y demás funciones ya mencionadas. Hay combinaciones de microorganismos que son saludables (esto se comprueba por el efecto benéfico del trasplante de materia fecal de una paciente sano a otro enfermo que lo sana) y otras combinaciones que no lo son (comprobado en la flora que vuelve al receptor tan obeso como el donante de materia fecal), o sea, hay flora intestinal que sana y hay flora intestinal que enferma.
El ratón germ-free (libre de microorganismos intestinales) les cuesta más aprender, conocer y apropiarse del espacio, reconocer espacios de riesgo y ahorrar energía – permanece en hiperalertamiento – y hay una maduración anormal del cerebro – menos factores de maduración neuronal provenientes del sistema digestivo. La microbiota es importante para la maduración de nuestra conducta social. El germ free pasa más tiempo solo, interacciona menos, tiene menos interés y curiosidad por interaccionar socialmente, investiga menos y no le interesa conocer a otros ratones*
*”Microbiota is essential for social development in the mouse”. L. Desbonnet et al, Molecular Psychiatry (2014) 19, 146–148; published online 21 May 2013.
Es muy relevante la relación entre la función digestiva y el aprendizaje de nuestro sistema inmunológico de tolerar bacterias y nuestra capacidad de socializar y tolerar relaciones y diferencias entre seres humanos, la curiosidad y la sensación de estar en casa en el mundo, contenido y sentir que pertenezco. Sistema digestivo, sistema inmunológico, sistema endócrino y sistema nervioso y emociones, son una unidad que se gestiona y se afecta recíprocamente.
Hay diversos factores que pueden afectar negativamente a nuestra flora intestinal:
- partos por cesárea (el inóculo natural y evolutivamente más satisfactorio es el vaginal, también condicionado por desórdenes maternos como candidiasis y ausencia de Bifidus infantis sensibles a contaminantes ambientales),
- ausencia o poca lactancia materna (que estimula las bifidobacterias que sintetizan ácido láctico y acético, e inhiben el desarrollo de gérmenes nocivos)
- utilización de antibióticos (no solo provenientes de los tratamientos médicos sino también de la carne de cría industrial y de la industria láctea, en dosis bajas pero nocivas),
- crianza restringida “niños siempre limpios y que no juegan con tierra porque se ensucian”,
- dieta sin o escasos alimentos vegetales crudos y poca fibra soluble,
- dieta sin fermentos (chucrut, kimchi, kefir)[7] y poca restitución de la flora,
- dieta con exceso de conservantes y químicos, fertilizantes, insecticidas,
- dietas con exceso de alimentos refinados (azúcar o sacarosa, glucosa y jarabe de maíz de alta fructosa (que generan acidificación, reacciones fermentativas, procesos inflamatorios y proliferación de parásitos) y mucógenos (generan moco por inflamación y son adhesivos como los lácteos y el gluten fundamentalmente proveniente del trigo refinado[8])
- y exceso de alimentos de origen animal con producción de productos genotóxicos tanto por el proceso de cocción como por el desdoblamiento de la proteína animal, con acumulación de histamina, amoniaco, ácido úrico, tiramina, exceso de fosfatos, oxalatos, cadaverina, putrescina y relacionados con osteoporosis, inflamación corporal, artritis, irritación neurológica, alergias, angustia, intolerancia, desnutrición y cáncer[9].
- candidiasis crónica que es causa (la Cándida albicans es un hongo normal de la flora pero se reproduce excesivamente bajo estrés psico-corporal, por escases de microorganismos fermentativos (escasos en una dieta con alta cantidad de productos cárnicos) y gracias al consumo excesivo de azúcares y almidones refinados, se convierte en micelio y enferma en un ambiente propicio y con poco oxígeno) y consecuencia de desórdenes alterando la absorción de nutrientes y aumentando la permeabilidad de la mucosa a toxinas y gérmenes nocivos;
- parasitosis intestinal, también en relación al desorden de la flora los microorganismos oportunistas se reproducen en exceso y generan enfermedad y alteración de las funciones óptimas del cuerpo, produciendo alergias, inflamación, desnutrición, fatiga, anemia, y otras dependiendo el caso específico.
- además afecta la masticación insuficiente y la escasa insalivación del bolo alimenticio por las sustancias que estos aportan al proceso digestivo,
- y cabe mencionar también la excesiva utilización, muchas veces por automedicación de antiácidos (omeprazol, ranitidina, por mencionar algunos) que al disminuir la acidez estomacal reducen el efecto barrera de la misma sobre muchos gérmenes nocivos y posibilitan el paso al intestino.
- Sedentarismo, trastornos circulatorios y deficiente respiración y oxigenación. Vemos aquí la estrecha relación holística de los sistemas orgánicos y anímicos, el universo externo y el interno.
Hay factores que benefician a la flora intestinal:
- Parto vaginal en una madre saludable
- Lactancia materna amorosa y prolongada
- Fibra soluble (mucílagos, pectinas y alginatos presentes en frutas, semillas, algas, hortalizas y cereales completos)
- Óptima oxigenación, respiración profunda y consciente: en relación también al sedentarismo y la contaminación ambiental de nuestras ciudades, aunado a los vertiginosos ritmos cotidianos y la desconexión corporal es muy frecuente que utilicemos de la capacidad respiratoria una mínima parte con la consecuente oxigenación deficitaria.
- Ejercicio físico y fuerza muscular (que favorece la óptima circulación), tanto a nivel de la pared abdominal[10], como en las extremidades.
- Fermentos (chucrut, kimchi, kefir, ampolletas orales de flora) que aportan flora de buena calidad.
- Alimentos crudos, orgánicos, frescos, de estación.
- Utilización de métodos terapéuticos amables (nutrición, homeopatía, medidas antiestrés), evitar automedicación y evitar el abuso de antibióticos[11]
- Adecuado movimiento intestinal (evitando estreñimiento y estancamiento tóxico en el intestino)
- Expresión emocional fluida, clara, honesta. Actitud generosa, de recibir y soltar, fluir en la abundancia.
- Jugar, reír, aceptar la experiencia que la vida nos regala y aprovecharla.
- Prácticas depurativas[12]: lavado hidrocolónico de ser necesario, limpieza con agua salada, enemas de café, duchas rectales, sales magnesianas con la adecuada restitución de la flora y plantas medicinales como el boldo, sen, cuachalalate, y otras que estimulan la actividad intestinal y fortalecen la mucosa.
- Prácticas meditativas para liberar el estrés y aprender a estar con la atención en el presente y en conexión consciente con el cuerpo y sus sensaciones, desarrollo de la Consciencia Corporal. Aquí me refiero a Yoga, Qi Gong, Danza y expresión psicocorporal, Poesía, entre muchas otras.
Otras recomendaciones en cuanto a alimentación:
- Pectinas de las cáscaras de frutas y su efecto como quelante de metales pesados, antiinflamatorio, evita el estreñimiento, previene el cáncer, entre otras funciones. En caso de frutas que son rociadas con químicos se pueden lavar con agua con bicarbonato de manera enérgica y enjuagar antes del consumo.
- Higos y ciruelas pasas que se pueden hidratar y comer la fruta y tomar el agua.
- Mucílagos (fibra soluble) del lino y la chía que se remojan y liberan el mucílago, evitar excesos.
- También son muy recomendables la incorporación de las algas tanto por los mucílagos, por su acción depurativa y por los nutrientes de buena calidad (proteínas, minerales, otros) como por ejemplo espirulina, clorela, nori, agar-agar, etc.
- Son muy útiles el ajo, la cebolla, los puerros, espárragos, achicoria, alcaucil, plátano por el contenido entre muchos aportes de inulina y oligofructosa (prebióticos). Tienen acción antitumoral, ayudan a la salud ósea, son antiinflamatorios, tienen fibra y nutrientes, regulando el peristaltismo o movimiento intestinal y estimulan el crecimiento de flora bacteriana benéfica.
- Lo mejor para regular la alimentación es sentir, reconectar con las necesidades del cuerpo e ir liberando memoria corporal traumática y condicionantes de alimentación compulsiva y adictiva, para eso es imprescindible el trabajo psicológico terapéutico[13] sobre el tema y la integración psicocorporal[14].
Algunos casos especiales y cambios de paradigmas
La medicina, como otras áreas del conocimiento humano, enfrenta hoy una urgencia en reunir los conocimientos de las diferentes disciplinas para obtener mejores resultados terapéuticos, salir de la especialización que fragmenta y convierte en tecnocrática una actividad humana, para cuidar la vida y dejar de destruirnos. Es muy claro que una pastilla no puede resolver problemas de hábitos cotidianos y situaciones frente al estrés o a los vínculos afectivos, que además de tratar el cuerpo, necesitamos tratar las familias, los vínculos, la manera de trabajar, la inseguridad social, la calidad de los alimentos, y la regulación de la industria alimentaria, la libertad de las semillas e impulsar la producción orgánica, solo por mencionar algunos. El ser humano es multidimensional, y su naturaleza es compleja y requiere de múltiples acciones coordinadas, sensibles y amorosas para sanar.
La base del contenido científico y académico lo extraí de un curso de actualización médica que tomé por parte de INTRAMED, el Dr. Jorge A. Olmos y la Dra. María Marta Piskorz “Desórdenes funcionales y de la motilidad gastrointestinal” Abril a Junio 2016.
Enfermedad diverticular del colon
Los divertículos en el intestino grueso o colon tienen una frecuencia muy alta (es el hallazgo en colonoscopías más frecuente con una prevalencia mayor del 50% en mayores de 65 años y del 70% en adultos mayores de 80 años – Everhart JE. Gastroenterol.2009; 136: 741-54), y en relación a nuestros hábitos alimenticios urbanos, el creciente sedentarismo y actitudes que enferman sigue en aumento. Lo más frecuente es que no presenten síntomas o no sean graves, antes se lo trataba como un problema infeccioso agudo que debíamos de tratarlo con antibioticos y con reducción de alimentos crudos y semillas en la dieta para evitar la fermentación y la introducción de las semillas en los divertículos, ambas aseveraciones descartadas por las modernas investigaciones. Si bien hay múltiples factores que intervienen hoy sabemos que en la enfermedad diverticular sintomática no complicada o incluso en el síndrome de intestino irritable posterior a diverticulitis, confluyen diversos factores como inflamación de bajo grado (recomiendo disminuir alimentos que aumentan la inflamación corporal como las harinas refinadas, el azúcar blanco, los lácteos, las carnes y otros productos de origen animal, aumentando la carga ácida renal), trastorno de la motilidad intestinal (recomiendo moverme en términos concretos a través del ejercicio y en términos emocionales a través de decir lo que siento, expresarme con libertad, dejar atrás viejas etapas, soltar dependencias emocionales que no me permiten avanzar hacia mi libertad, soltar miedos y ataduras a viejos esquemas afrontándolos y eligiendo vivir mis sueños, etc. Además recomiendo aumentar el consumo de verduras crudas y frutas y mejorar la hidratación), alteración de la flora bacteriana (recomiendo hacer procesos depurativos y utilizar fermentos en la dieta para el recambio de la flora) e hipersensibilidad visceral (acá cabe la recomendación de aprender a manejar el estrés, con técnicas meditativas, con el yoga, agendar placer en mi cotidianidad, aprender recursos para el manejo de conflictos y tomar terapias de pareja, familiar, grupal) Todo esto amplia mucho el tipo de tratamiento y las posibilidades que tenemos de intervenir en las causas estructurales del problema.
Actitud asociada: pesimismo y excesiva retención de experiencias traumáticas del pasado, no quiero perdonar, resentimiento y desgaste, en la lucha se me va la vida. No suelto, no dejo ir, quiero controlarlo todo, soy mezquino, no me merecen.
Dispepsia funcional o indigestión: dolor o malestar persistente en la porción superior del abdomen (plenitud posprandial, saciedad precoz, ardor o dolor epigástrico que iniciaron 6 meses antes del diagnóstico y estuvieron presentes los últimos 3 meses). La prevalencia es del 3% de las consultas médicas generales y del 40% en la consulta del gastroenterólogo, aunque solo una cuarta parte de los pacientes recurre al médico por esta causa, y los estudios basados en la población reportan hasta un 30% de frecuencia en la población general y hasta un 43% en asociación con síntomas de reflujo gastroesofágico, en donde se reconocen como factores de riesgo la somatización psicológica, la historia familiar y el nivel educativo (Olmos JA, et al. Dig Dis Sci (2006) 51: 1922-1929). Se asume que en un 50% es un trastorno funcional, el 30% está asociado a ERGE (reflujo gastroesofágico) y el 19% a úlceras, también asociado a medicamentos, enfermedades inflamatorias, cálculos biliares (de hecho muchos pacientes con dispepsia son operados por atribuir los malestares a las piedras en la vesícula biliar cuando en realidad son por otra causa), enfermedad celiaca, etc.
En la actualidad se reconocen múltiples factores causales, como en las anteriores situaciones: hipersensibilidad visceral, trastornos de la función motora, trastornos psicológicos y dificultad en el manejo del estrés (abuso en la infancia, somatización y depresión / ansiedad), infecciones (gastritis por Helicobacter pylori y dispepsia funcional postinfecciosa – Mearin, F et al. Dyspepsia and Irritable Bowel Syndrome After a Salmonella Gastroenteritis Outbreak: One Year Follow-up Cohort Study. GASTROENTEROLOGY 2005; 129: 98-104) y alergias (eosinófilos y mastocitos) y vulnerabilidad genética.
Cuando hay sobreposición de reflujo, dispepsia y síndrome de intestino irritable, cosa muy frecuente, estamos frente a otro cuadro de hipersensibilidad o hiperalgesia visceral. Cuando estamos frente a uno de los siguientes signos de alarma necesitamos descartar enfermedad orgánica: pérdida de peso, anemia, disfagia o dificultad para tragar los alimentos y sangrado digestivo.
Hoy día se distinguen dos subgrupos: un síndrome de malestar después de comer (postprandial) con plenitud y saciedad precoz y otro síndrome de dolor en la boca del estómago (epigastrio) que no mejora con la evacuación, se diferencia del cólico biliar y es intermitente. Lo que explica los síntomas son trastornos de la hipersensibilidad después del ayuno (35% de prevalencia en dispepsia funcional con un correlato clínico de dolor postprandial), trastorno motor de acomodamiento del estómago (40% y saciedad precoz) y retraso en el vaciamiento gástrico (30% de los pacientes con plenitud o distensión postprandial). La hipersensibilidad duodenal es muy sensible a los lípidos o grasas en duodeno (la primera porción del intestino delgado, continuidad del tubo digestivo después del estómago).
En relación a los factores psicológicos se observa asociación con “somatización”, trastorno obsesivo compulsivo, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, enojo – hostilidad, ansiedad fóbica, ideación paranoide y psicosis.
Las recomendaciones terapéuticas son muy diversas en relación a la situación de cada paciente, en general se benefician de suspender el consumo de alcohol, tabaco y antinflamatorios no esteroideos, como el paracetamol, naproxeno, diclofenaco, y otros del mismo grupo, llevar una dieta baja en grasas, hacer patrones de comida más frecuentes y en menor cantidad, disminuir los hidratos de carbonos con gluten y refinados. Además del apoyo psicológico, el ejercicio y otras medidas para el manejo del estrés.
Analogías que nos pueden ayudar a reconocer el propósito del síntoma: ¿qué situación o experiencia tengo atorada? ¿qué emoción me arde, me perfora, me enoja? ¿qué situación en mi vida no puedo digerir, no entiendo, me resulta ajena?, ¿qué se repite una y otra vez y no logro desmenusar ni aprovechar para tomar decisiones diferentes y asumir una actitud creativa? ¿Me siento vulnerable, sobrepasado por la realidad, incapaz de hacerle frente a la realidad? ¿Estoy cerrado a nuevas opiniones o me cuesta aceptar que no tengo la verdad?
Estreñimiento funcional
Es una enfermedad que se distingue de los problemas hormonales (hipotiroidismo), neurológicos (enfermedad de Parkinson, Diabetes Mellitus) y orgánicos o mecánicos que obstruyen el tránsito intestinal (como el cáncer, volvulus, inflamación segmentaria), está relacionada con un trastorno motor del piso de la pelvis (disinergia ano-rectal) – con sensación de evacuación incompleta, y un enlentecimiento de lo motilidad intestinal.
El estreñimiento no es una enfermedad, es un síntoma. Eso implica que el solo hecho de no poder evacuar de manera fluida y armónica no tiene que convertirse en un tratamiento sin entender que hay detrás de este síntoma, de otra manera no nos estamos ocupando de la raíz, sino de la rama.
La prevalencia es alta, llegando al 27% y los mayores de 65 años y las mujeres tienen más estreñimiento.
Movimiento intestinal lento y dieta: la relación entre los opioides alimentarios (almidones, papa, harina de trigo, lácteos, azúcar refinado, refrescos, pasteles, galletas, tortillas, etc.) y el efecto en contra del movimiento, éstas sustancias adormecen y enlentecen el movimiento, un claro ejemplo de eso es la loperamida, un conocido opioide que se utiliza para tratar la diarrea y literalmente tapa el tracto de salida. Además producen apatía social, adormecimiento mental y lentitud, aumento de la permeabilidad de la membrana del intestino y con esto mayor toxicidad corporal. El estreñimiento gracias al consumo de harinas y lácteos es tan frecuente como lo son esos alimentos en nuestra dieta. Alimentos fantasmas, vacíos desde el punto de vista nutricional. Cuando alguien quiere dejar estos alimentos pasa por una crisis de abstinencia como la que se presenta en otras adicciones, ansiedad, inquietud, irritabilidad. Para poder contraponer el efecto adormecededor y enlentecedor de los opioides alimentarios solemos acompañarlos de estimulantes como el azúcar, el chocolate procesado, el café, el mate, la carne, que suelen generar un ciclo vicioso causando otros problemas a su vez. A partir de acá, se produce un proceso de desensibilizacion, el cuerpo va perdiendo la respuesta a la saturación, se habitúa por la cantidad de estímulos y perdemos la capacidad de disernir entre el alimento que me nutre y necesito desde el punto de vista biológico y el alimento que necesito para calmar la angustia y que me enferma, saturándome y adormeciéndome.
Ref. Néstor Palmetti en “Intestinos Saludables, Técnicas depurativas para una vida más sana” Editorial Kier, Argentina 2013. Pp 289-301
Actitud asociada: me guardo lo que siento, no expreso, no dejo ir, soy tacaño, mezquino, no quiero dar mi opinión, mi tiempo ni mi afecto. No dejo ir mis apegos afectivos, no afronto ni me responsabilizo de mis carencias, retengo etapas y relaciones que me hacen daño. Miedo y resistencia a madurar. Aguanto por miedo al futuro, a la incertidumbre, a equivocarme. Quiero controlar lo que sucede y me cuesta aceptar la realidad y como suceden las cosas.
Desde el punto de vista del tratamiento tenemos que afrontar un proceso de inercia y de reaprendizaje, tanto del movimiento intestinal, más biológico, como en las actitudes, psicológico y relacional, de la apatía y el desconocimiento de lo que quiero y lo que me sirve para la vida. Proponemos las diferentes técnicas de depuración corporal y la dieta viva, vegana y orgánica como un camino hacia la libertad y la consciencia. Los niños son los que más están siendo maltratados en esta mercadotecnia alimentaria que enferma y esclaviza a través de los alimentos que más nos gustan y más rápido generan satisfacción y adicción. Estamos socialmente todos llamados a poner un límite a este proceso. El aumento de trastornos digestivos, obesidad, diabetes, cáncer, Alzheimer, autismo y otras enfermedades degenerativas está directamente relacionado con esto.
Entrevista Dr. Julio Montero
Cada quien parte desde donde está y se encamina con ritmos y posibilidades diferentes, lo importante es ir, disfrutarlo y utilizar el proceso de sanarme para sanar juntos y florecer. Son factores que no suelen incluirse en los análisis y tampoco en las soluciones de las problemáticas sociales e individuales.
Comorbilidades con Síndrome de Intestino Irritable: estas trastorno se presentan juntos con mucho más frecuencia en SII que en la población general: ansiedad (35%), fibromialgia (15%), neuralgia (29%), fatiga crónica (20%), insomnio, dolor de espalda, debilidad, dolor de ojos, cefalea (20%), migraña (37%), dolor crónico (17%) hipertensión arterial, rigidez, mareos, depresión (39%), palpitaciones, fatiga, úlcera estomacal (Olmos J. et al, Gut. 2010 (supl. abstract)
Conclusión:
Como habrán notado los intestinos y la salud digestiva está relacionada con todo el organismo y sus funciones y por eso muchas propuestas terapéuticas plantean la salud intestinal como el primer paso. También está claro que estas enfermedades son de las más frecuentes e incluso de esas que al no cambiar hábitos y no indagar en el propósito profundo terminamos por resignarnos y naturalizarlas, a eso se le suma la opinión de escuelas médicas que los plantean como trastornos incurables, con lo cual no estoy de acuerdo. El grado de cronicidad y de “incurable” está directamente relacionado con el grado de resistencia a asumir posiciones de vida y hábitos más amables y emprender un proceso de encuentro con la vida asimilable, armónico, amable y nutricio en amplios sentidos, y no solo me refiero al nivel individual sino también colectivo.
Voy a compartirles una experiencia personal, en mi infancia yo tenía fuertes dolores de cabeza y estreñimiento, también acompañado de dolor abdominal, para la medicina tradicional eran empachos y así mismo mi madre con técnicas tradicionales me trataba, las explicaciones de esos dolores y empachos eran atribuidos a que comía muy rápido, comía mucho, era berrinchudo y eran parte de los factores, pero también estaban presentes y en esa época nunca fueron nombradas el consumo excesivo de carnes por la tradición familiar en especial de mi padre, la represión de mi agresividad por el tipo de educación, el consumo excesivo de lácteos, el miedo a equivocarme y la violencia familiar, entre otros. Después de años de trabajo personal fui descubriendo esos factores y lo que en su tiempo era habitual, fue nombrado como un problema y revertido las causas profundas, también los síntomas desaparecieron.
Hemos convertido a las bacterias y los virus, en relación a los paradigmas dominantes, en los “malos de la película corporal”, cosa que dista mucho de ser una realidad biológica. Estamos tratando de reivindicar a los microorganismos como lo que son, el sustento de la vida. Que no comprendamos los mecanismos, que no seamos conscientes de los procesos profundos e inconscientes, no significa que sean perjudiciales en esencia. Aunque también queda clara la relación entre una persona desgastada, malnutrida, estresada, con represión emocional y el efecto nocivo de los microorganismos por un territorio que lo permite.
El proceso digestivo y su salud, implica salir de las polaridades y de los rechazos, hacer propio lo externo, volvernos uno con los componentes del universo, asimilar la vida y crear en nosotros nuevas realidades. Individualidad y comunidad están danzando todo el tiempo, la otredad es inalienable, aceptar la diferencia y coexistir de manera armónica y cuidando la vida es un proceso en que la humanidad aun tenemos mucho que aprender.
Dr. Gabriel Oscar Bertona Chiaraviglio
El Síntoma y su Función IV
Noviembre 2015
Actualización Julio 2016
[1] Revisar: ¿Realmente Quiero Sanar? https://elsintomaysufuncion.com/?page_id=350
[2] Nutrición fisiológica entendida como alimentos fáciles de digerir, con alto valor nutricional, crudos, ricos y de estación, vitalizantes, diversos, coloridos y frescos. Alimentos para vincularnos, compartir y crear, para sanar, para cuidar el medio ambiente y la vida.
[3] Permeabilidad intestinal: el aumento en el paso de sustancias a través de la mucosa intestinal está relacionado con muchas enfermedades (síndrome de intestino irritable, eccemas, urticaria, neoplasias, enterocolitis infecciosa, acné, psoriasis, insuficiencia pancreática, alergias alimentarias y artrosis degenerativa – Palmetti en “Intestinos Saludables” 2013 Pp. 68-69) y tiene básicamente cuatro factores desencadenantes. Por un lado el efecto de los lácteos, que claramente aumentan la permeabilidad para que el lactante aproveche todos los nutrientes de su alimento único al nacer, pero esto se vuelve perjudicial en otras etapas de la vida. Por otro lado el efecto de la candidiasis crónica y otras infecciones que vulneran la mucosa, el efecto del estrés y la hiperalgesia visceral (respuesta excesiva o desadaptativa al estrés presente en síndrome de intestino irritable, fibromialgia, migrañas, cistitis intersticial, dolor pélvico crónico, disautonomías) y por último el efecto inflamatorio global (relacionado con muchos factores entre ellos el consumo excesivo de harinas refinadas y azúcar blanco), generación de complejos inmunes y el abuso de antinflamatorios – Néstor Palmetti en “Intestinos saludables” p61- dando lugar a inflamación corporal persistente y a la abrumadora lista e incidencia de enfermedades degenerativas de nuestra época. Al estar la mucosa más permeable esto también propicia la reacción del sistema inmunológico a los antígenos alimentarios (proteínas de los alimentos que generan reacción inmunológica) y la generación de alergias a los alimentos, también cada vez más frecuentes en nuestra época.
[4] Dr. Francisco Guarner (España) Licenciado en Medicina y Cirugía, Universidad de Barcelona; Especialista en Enfermedades del Aparato Digestivo; Jefe de Sección del Servicio de Aparato Digestivo, Hospital Universitario Vall d’Hebron, Barcelona; Director del Laboratorio de Investigación Experimental de Aparato Digestivo del Institut de Recerca Hospital Universitari Vall d’Hebron; Miembro del Comité Científico del Institut de Recerca Hospital Universitari Vall d’Hebron; Miembro del CIBER de Enfermedades Hepáticas y Digestivas como investigador principal del grupo de enfermedad inflamatoria intestinal, Miembro de la Junta de Directiva de la International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics; Presidente de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos; Miembro del ‘Guidelines & Publications Committee’ de WGO-OMGE (Organización Mundial de Gastroenterología), Miembro del Steering Committe del International Human Microbiome Consortium.
[5] Las comunidades microbianas del intestino contribuyen a la extracción de energía de sustratos indigeribles y a la síntesis de vitaminas y amino-ácidos (Moran, Curr Biol 2006)
[6] Leer: ALERGIAS. Revisar https://elsintomaysufuncion.com/?page_id=142
[7] Néstor Palmetti en “Intestinos Saludables, Técnicas depurativas para una vida más sana” Editorial Kier, Argentina 2013. Pp 149-213.
[8] Néstor Palmetti en “Intestinos Saludables, Técnicas depurativas para una vida más sana” Editorial Kier, Argentina 2013. ïdem del mismo autor: “Lácteos y Trigo”. También accesible información en www.espaciodepurativo.com.ar
[9] Ídem Néstor Palmetti en Intestinos Saludables pp 31-51.
[10] Este es un ejemplo de una práctica de yoga para la depuración de intestinos y la fortaleza de las paredes, recomendable para enfermedades intestinales, divertículos, colitis, y otras. Nauli Kriya https://www.youtube.com/watch?v=wKjLAgGaNvs
[11] En cuanto al uso de antibióticos recomiendo evitar posiciones radicales: los antibióticos también han salvado muchas vidas, así como han enfermado gente, y por eso la importancia radica en evitar el abuso y tratar la raíz al erradicar las causas profundas del problema.
[12] Néstor Palmetti en “Intestinos Saludables, Técnicas depurativas para una vida más sana” Editorial Kier, Argentina 2013. También revisar: www.espaciodepurativo.com.ar
[13] Revisar “El Arte de Alimentarte” https://www.facebook.com/El-Arte-de-Alimentarte-1396636570609713/?ref=ts&fref=ts
[14] Revisar La Obesidad… Mecanismo De Defensa Biológico Y Psicológico. Una Visión Integral Y Estrategias De Tratamiento. https://elsintomaysufuncion.com/?page_id=336
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