ALERGIAS

clínica crisalidaTEXTOS Y REFLEXIONES… síntomas y analogías

LAS ALERGIASun berrinche inmunológico, terquedad intolerante…

Las alergias son un espectro amplio de síntomas parecidos en diferentes sistemas orgánicos, desde una rinitis alérgica estacional a un síndrome de Stevens- Johnson con afectación sistémica y que pone en riesgo la vida. La fisiopatología de las alergias involucra la reacción de hipersensibilidad tipo I, y si aprovechamos esto podemos aprender mucho acerca de la actitud asociada a esta enfermedad.

Estas reacciones se caracterizan por el proceso inflamatorio exagerado o inadecuado (atopia) ante un alergeno inocuo u inofensivo ante situaciones normales (polen, celulas descamativas de algunos animales, alimentos, fármacos, etc.) Es una respuesta inmediata de liberacion de IgE y activación de los mastocitos con liberaciòn de sustancias proinflamatorias como la histamina, leucotrienos, prostaglandinas, quimasa, citocinas y otras. Estas sustancias generan congestión, urticaria, inflamación (calor, dolor, rubor), agregación plaquetaria y se pueden manifestar en piel, bronquios, mucosas, o sistémicas. Es frecuente encontrar la marcha alérgica: primero gastrointestinal, a alergenos alimenticios, luego eccema o dermatitis, asma y rinitis alérgica.

Ahora bien, refieren los especialistas que hay diversas razones que favorecen el aumento de las enfermedades alérgicas en nuestra época, primero la mayor urbanización y contaminación ambiental, cambios en la polinización (por el calentamiento global), el mayor número de cesáreas y la colonización (por flora bacteriana normal) pobre que condiciona la respuesta inmunológica (que depende del paso por el canal de parto), la ausencia o reducida lactancia materna (idealmente exclusiva hasta los 6 meses hasta el año y medio), también afectando la cantidad de anticuerpos, y/o la ablactación temprana (el paso de la alimentación basada en leche por alimentos sólidos) antes de los 6 meses, al aumentar el paso de alergenos (sustancias que producen la respuesta exagerada del sistema inmunológico) a la célula digestiva (enterocito) inmadura. Todo esto nos tendría que poner a reflexionar sobre nuestra sociedad, y lo que construimos día con día, y la importancia de la consciencia desde la concepción y en cada etapa de este primer año de vida, tan importante para la maduración del sistema inmunológico.

Como todas las enfermedades, la alergia refleja un aspecto de la personalidad, de la actitud frente a la vida, que no queremos reconocer, que negamos de nosotros mismos, y que nos enferma, nos limita, impide nuestra libertad y manifestación creativa en la vida. Refleja diferentes grados de intolerancia, escándalo, berrinche inmunológico y psicológico, irritabilidad, perfeccionismo, soberbia, negación de los propios errores, y como en otros casos, a mayor intensidad de la resistencia al cambio, mayor intensidad del síntoma.

Es clara la relación entre el sistema inmunológico y la individualidad*, la personalidad, quien soy yo y que o quien no soy yo, que tolero y que no soporto, este proceso que se da en lo psicológico y las relaciones sociales, se está dando sincrónicamente en las células en su relación con ellas mismas (destrucción de mutaciones) y con el mundo (proteínas capaces de generar respuesta inmune presentes en microorganismos o sustancias), así mismo la activación del sistema inmunológico por el miedo y la vulnerabilidad (estrés), mediado por adrenalina, cortisol, interleucinas inflamatorias y otros intermediarios químicos relaciona estrechamente la vida afectiva y la vida biológica.

*Edgar Morín en “Ciencia con Consciencia” Anthropos Editorial del Hombre, Barcelona 1984, Pp 225-226

 

¿Qué sana las alergias?

Si el problema consiste en cosas que percibo como terribles, que me nervan, que no tolero, impensables, en mi o en los demás, y con el paso del tiempo me convierto en intolerante y soberbio, entonces y por sentido común, el botiquín antialergias tiene que contener aceptación, abrirme, permitir, tolerar, respetar la diversidad, advertir los aportes de todos a la unidad, humildad, compasión, ablandarme, permiso para equivocarnos, advertir los errores como posibilidades evolutivas sagradas, dejar de competir o percibirme superior a los demás, dejar de pretender “mejorar” al mundo y ocuparme de mejorarme a mi mismo, salirme de la soledad de “mi verdad” y abrirme a la diversidad de las verdades particulares, etc.

¿A quién le tengo alergia? Una pregunta simple que puede ayudarnos a precisar, a veces proyectamos en ciertas personas en particular nuestra intolerancia, aunque podamos ser tolerantes en otras circunstacias. Esto puede termiar en rencor, agresividad y otras emociones destructivas que terminan por destruirnos (todo ataque lanzado hacia otros, termina siendo un ataque hacia nosotros mismos, reflejándose en diferentes grados de lesión tisular, muerte celular, hipoxia, etc.)

Desde el punto de vista fisiológico una alergia se puede curar desensibilizándonos, calmándonos, con desinflamatorios, antihistamínicos, bajando los rangos de actividad. Todo tratamiento antialérgico debe ir enfocado en honrar las dificultades, agradecer las adversidades, aprender de ellas, y bendecirlas, una actitud evidentemente contraria a la que desencadena el mecanismo patológico. “Amar a nuestros enemigos”, amar nuestras partes oscuras, y sabernos tan humanos, como todos, tan susceptibles a equivocarnos como cualquiera, evitando juicios y críticas que destruyan, sin desmerecer el análisis y la crítica constructiva que fomenta el proceso evolutivo.

 

¿Se puede sanar una alergia?

Sanar merece de nosotros grandes desafíos y hermosas oportunidades. No nos resignemos a “ser alérgicos”, ya que esto puede estar lleno de estigmas y lápidas. La alergia es una actitud y como toda actitud es susceptible a cambios y procesos de transformación tan profundos como nos animemos y siempre en la medida de nuestro compromiso.

Cuando permito que esta “sombra” sea iluminada por la conciencia, cuando asumo esta actitud y humildemente comienzo a reparar los daños, a cambiar “la actitud enfermiza por una actitud más saludable” en mi experiencia interna y en la vivencia de relación con los demás y el mundo, por ejemplo: disculparme por mis intromisiones, ablandar mis reglas rígidas en las relaciones, jugar con los mismos niños que no toleraba y rechazaba, conectarme con esos aspectos negados y descubrir en ellos nuevas sutilezas que enriquezcan mi experiencia perceptual, tomarme un té con la persona en cuestión y contarle porque he sido tan duro, abrirme honestamente a compartir mis debilidades o errores, aceptarme frente al otro con faltas y necesidades, perdonar por viejas heridas, aceptar que el otro es como es y no como a mi me gustaría y tiene derecho a serlo, es sano y es un derecho sagrado, etc. Cuando en la acción concreta me dirijo en otra dirección, las alergias merman hasta sanarse.

Podría ocurrir que ciertos contextos desencadenen memorias orgánicas con especial intensidad, o que a pesar de haber trascendido algunos aspectos, un nuevo ciclo de vida despierte viejos temores y rechazos y el patrón atópico o alérgico se reactive, eso mismo es una hermosa oportunidad. El cuerpo provee ese escenario, y solo nos resta aprovecharlo. Mientras más abierto y receptivo esté a nuevos movimientos, a aceptar nuevos aspectos aunque necesite ganar en humildad, y dejarme sanar por movimientos creativos, mas espléndido será el proceso de sanación.

Dr. Gabriel Oscar Bertona

“El Síntoma y su Función”, Diciembre de 2011